La higiene corporal.
Se puede definir la higiene corporal como
el conjunto de cuidados que necesita nuestro cuerpo para aumentar su vitalidad
y mantenerse en un estado saludable. Ésta cumple con dos funciones
fundamentales: mejorar la salud del individuo y la colectividad (con las
implicaciones sociales y, por tanto, la relatividad cultural que la misma
posee) (Delgado y Tercedor, 2002). Igualmente, la higiene corporal es una
práctica básica que permite reducir de manera importante las infecciones
causadas por microorganismos patógenos, disminuyendo especialmente las contaminaciones
entre individuos.
Sin embargo, no es correcto pensar que
todos los virus, bacterias y hongos son microorganismos agresivos e invasores
del cuerpo humano. Por lo tanto, la higiene corporal debe ser una higiene equilibrada:
debe reducir las contaminaciones de organismos patógenos entre individuos y
respetar al mismo tiempo las floras microbiológicas que nos rodean, así como
aquellas que alojamos en nuestro interior.
Medidas básicas
En base a las diferentes zonas del cuerpo
que requieren la aplicación de rutinas higiénicas se pueden establecer
diferentes tipos de higiene:
Higiene de la piel
Se realiza para eliminar el polvo y otras
sustancias, sudor y células descamadas y el mal olor, así como favorecer la
transpiración, evitando focos de infección y consiguiendo una mejor aceptación
social. Entre las diferentes modalidades de este tipo de higiene se encuentran
las siguientes:
La ducha: permite el arrastre de
las sustancias y activa la circulación sanguínea.
El baño: puede actuar como
relajante corporal.
El vapor: permite una limpieza en
mayor profundidad, actuando así como activador de la circulación sanguínea.
Higiene de las manos
Debemos prestar especial cuidado, ya que es
con ellas con las que realizamos la mayor parte de las actividades diarias. Es
muy importante que:

Es importante el cuidado de las
uñas y su lavado con un cepillo especial, ya que bajo el pliegue de la uña se
depositan restos de comida, tierra y todo tipo de suciedad, favoreciendo la proliferación
de microorganismos.
Además de estar limpias, las uñas de las
manos han de ser cortadas con regularidad. Se deben cortar siguiendo la
curvatura de la yema del dedo.
Higiene de los pies
La higiene de los pies en el ámbito
físico-deportivo ha sido posiblemente el elemento más difundido en la higiene
corporal, por el elevado riesgo de contraer enfermedades íntimamente
relacionadas con los mismos y con la práctica de actividad física. Ello es
debido a la escasa ventilación que existen en los mismos (dado que casi siempre
van calzados) lo que condiciona secreciones y un aumento muy grande de la
humedad, lo que permite una proliferación de gérmenes muy alta y, por tanto, la
aparición de hongos.
Las normas de limpieza son similares a las
de las manos, debiéndose de cuidar mucho el correcto secado (entre los dedos de
los pies hay que prestar especial atención, ya que la humedad nos puede
provocar la maceración de la piel y provocarnos heridas) y el cortar las uñas
frecuentemente en forma recta.
Así mismo, la limpieza de los pies debe ir
acompañada del uso de calcetines y calzado. Los calcetines deben ser finos,
preferiblemente de algodón, sin agujeros, costuras y nunca presionantes. Deben
ser cambiados siempre que se lavan los pies. El calzado debería ser flexible,
ligero y permeable para que permita una buena circulación y transpiración.
Higiene del cabello
La higiene del cabello es importante para
la eliminación de suciedad, el exceso de grasa y la caspa. Se recomienda el
lavado al menos dos veces por semana con champú neutro, que debe realizarse con
la yema de los dedos, sin utilizar las uñas, teniéndose que cuidar mucho el
enjuagado del mismo.
Higiene de la cara
En la cara encontramos partes físicas
importantes en nuestra vida diaria y tenemos que prestarles atención:
Los ojos: es recomendable
realizar lavados de arrastre con agua.
Las orejas: en la higiene de las
orejas sólo se deben usar bastoncillos para el pabellón auditivo, nunca para el
oído. Lo que haríamos sería arrastrar hacia dentro parte del cerumen que segrega,
produciéndose así un “tapón de oído”. Si nos hurgamos en las orejas con las
manos sucias podemos provocarnos una infección de oído. Para su higiene es
recomendable utilizar el pico de una toalla húmeda.
Higiene de los genitales
Es una de las zonas que requieren mayor
cuidado. Así, la alta producción de sudor durante la práctica de actividad
física condiciona su limpiado siempre que se termine su realización y un cambio
de ropa interior inmediata. A ello hay que unirle la limpieza correcta de los pliegues
cutáneos, separando adecuadamente los labios mayores de la vulva de la mujer y
la piel del prepucio en el hombre. En el caso de la primera, la higiene debe
intensificarse en la fase menstrual. En ambos sexos, es recomendable una
adecuada higiene tras la micción y la defecación.
Higiene buco-dental

La higiene deportiva
La higiene deportiva significa mantener una
serie de hábitos que ayudarán a obtener el máximo rendimiento durante la
práctica de ejercicio físico. Igualmente, trata de minimizar los problemas a
nivel físico. Así, algunas de las medidas básicas para llevar a cabo una
adecuada higiene deportiva son las siguientes:
Antes del ejercicio...

No debe coincidir la práctica de
ejercicio físico con la digestión de una comida. Deben pasar dos horas como
mínimo entre la comida y práctica deportiva.
Realizar un calentamiento previo,
suave y progresivo, que acondicione el organismo.
Durante el ejercicio...
Utilizar material apropiado a la
actividad que se esté realizando. Debe combinar comodidad y eficacia, además de
ser transpirable.
Practicar ejercicio con la
intensidad adecuada al nivel de condición física.
Beber líquido durante el
esfuerzo, fundamentalmente, si se trata de un ejercicio de larga duración.
Después del ejercicio...
Unos minutos de actividad física
muy suave (paseo, carrera muy tranquila, unos ligeros estiramientos) acelerarán
la recuperación postesfuerzo.
Tomar una ducha después de la actividad
física. Ello mejora la recuperación, además de ser fundamental para una
correcta higiene corporal.
Una vez acabado el ejercicio,
llevar a cabo una correcta hidratación (bebiendo pequeñas, pero frecuentes
cantidades de agua). Influirá decisivamente en la recuperación del organismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario